lunes, octubre 22, 2007

CAPÍTULO VII. Adiós Lorena y empieza el voluntariado

De 20 días de “coordi” entre proyectos, voluntarios y añoranzas. De Breña, Lares y Amparaes: tres rincones donde se me fue pegando el corazón… y del desastre del gran Terremoto.

Lorena se fue un jueves por la mañana. Se encontraría en Bogotá con Joan y Marisol. Las noticias volaron por encima del Atlántico por mail, sms o teléfono cuando fue posible. Empezaba mi etapa de coordinador con VOLS, empezaba este diario... pero eso, es ya otra historia. Podéis seguir mis crónicas de esos días en el blog: http:// voluntarisvols.blogspot.com

CAPÍTULO VI. Cusco y las ruinas incas

De los días que pasamos en Cusco, el “ombligo” inca, de la visitas a Machu Pichu y el Valle Sagrado, el proyecto Huacarpay y un hostal excelente.

Tuvimos un dificultoso viaje hasta llegar al barrio de San Blas, pues nadie sabía donde estaba nuestro hostal. Después de un día entero de autocar, madrugones, excursiones y planes guiados queríamos tener una jornada tranquila. Nos quedaban 6 días para gozar Cuzco al máximo, no teníamos prisa.
La mañana despertó fresca pero radiante, como o serían todas las mañanas cuzqueñas. Paseamos por las calles de piedra de San Blas hasta la Plaza de Armas. Aprovechamos para visitar la iglesia de la Compañía, el templo del Sol y perdernos por los callejones de la ciudad.
A la mañana siguiente partíamos en el tren hacia Machu Pichu. Ahora para adelante, ahora para atrás. El sistema de zigzag del tren para trepar por las montañas que rodean la ciudad es curiosísimo. Entre bonitos paisajes nos fuimos adentrando hasta ceja de selva y llegamos a Aguas Calientes. Desde allí subimos en uno de los buses hasta las Ruinas.
El inicio no fue alentador pues una marabunta humana se agolpaba en la entrada: cientos, miles... El sol picaba muy fuerte, hacía mucho calor. Entre escaleras de piedra y caminitos en lo que hacíamos procesión guiris de todo el mundo pudimos llegar al primer balcón. Se olvidaron entonces todas las cosas malas, la boca forma una especie de O y los ojos intentan captar con intensidad tanta magnitud. Luego, desatando nuestro instinto fotográfico todos nos ponemos a capturar aquel rincón del planeta que ahora han querido llamar Maravilla del Mundo, como si necesitara de una etiqueta para serlo.
Gastamos poco más de tres horas con nuestro pequeño grupo y guía, que por cierto, fuimos unos afortunados. Didáctico, simpático y con gran conocimiento de lo que explicaba.
La vuelta fue más pesada. Eran otra vez 4 horas de tren, el cansancio hacía mella, el frío era intenso y Lorena había tenido un día difícil en cuanto a sus ovarios se refiere. Cenamos lo más cercano del hotel que pudimos y nos fuimos a dormir.
A la mañana siguiente habíamos quedado en visitar la Laguna Huacarpay y un proyecto de reforestación que subvenciona Fundació Natura, la ONG donde trabaja Lorena. Por allí estuvimos observando aves, los juncales, la degradación y contaminación de la zona del lago y los incipientes árboles en la ladera de la montaña. ¡Menuda caminata! Esa misma tarde nos instalamos en un nuevo hostal: La Loccanda. Precioso, tan a nuestro gusto. Bueno, bonito y barato. Recomendación segura... eso sí, con buenas piernas para la subida. Como era sábado nos aventuramos a salir un poco: en el restaurante español Km.0 saciamos la añoranza de paella y tortilla española además de divertirnos con la música en directo.
Al día siguiente teníaamos previsto paseo por el Valle Sagrado: Pisac, Urubamba, Ollantaytambo y Chinchero. Ruinas incas, paisajes y rincones preciosos, mercados, guiris... Lugares bonitos pero que sufrían la pandemia de la aglomeración y el mercantilismo. Los días pasaban demasiado rápido. Era domingo y nos quedaban 2 escasos días en Cusco. Siguieron nuestros andares descubriendo calles y mercados, plazas donde tomar el sol y leer, rincones solitarios donde descansar y besarnos, menús baratos donde empacharnos, tiendas donde regatear. La tarde del lunes hicimos el City Tour: visita a las ruinas más cercanas de la ciudad como Sacsayhuaman o Tambomachay. Digamos finamente que no nos gustó.
Martes 6 de agosto. Era nuestra última mañana cusqueña. Nostálgicos nos sentamos en la Plaza de Armas a tomar el sol, leer y escribir. Un corto paseo, alguna compra y fuimos en taxi al aeropuerto. A causa del viento nuestro vuelo destino a Lima se retrasó. Por el camino parecía que podíamos acariciar las crestas de los seismiles. Era una maravilla mirar desde las nubes el gran macizo de los Andes. En poco más de una hora nos adentramos en un lugar gris, húmedo y triste. Habíamos llegado al cielo de Lima. El tren de aterrizaje tocó tierra. Sólo la garua y la tristeza de la incipiente despedida nos vinieron a recibir.

jueves, octubre 18, 2007

CAPÍTULO V. A orillas del Titicaca

De nuestro paseo entre las aguas del gran lago, las islas flotantes, la fiesta de Taquile y como cambian los planes de un día a otro.

Nuevamente Cruz del Sur nos transportaba de un lugar a otro, esta vez con una doble sesión de cine: Cinderella man y una comedia cutre que ni recuerdo.
La jornada se hizo larga dentro del bus, aliviada entre la pantalla, el paisaje y conversaciones con la familia holandesa con la que otra vez compartíamos ruta.
Puno se iluminaba a orillas del lago mientras bajábamos la montaña. Como en gran parte de los suburbios de las ciudades peruanas, casas de adobe sin terminar, suciedad, calles llenas de polvo y coloreados mototaxis nos daban la bienvenida.
Hostal Taquile, cerca del centro. Decidimos ducharnos antes de salir a cenar. A pesar de esperar casi diez minutos no sale agua caliente. Perdone, tengo que encender de nuevo el termo y esperar 15 minutos se disculpa la encargada. Así espero yo en calçotets y tapado con la toalla.
Hace un frío glacial. Condición de Lorena: restaurante con brasero.
Abrigados con chuyo y guantes nos proponemos pasear por las calles principales. “Aquí piscosawer gratis; señor, menú económico; acá un lugar bien lindo con música...” Es difícil decidir por uno mismo y poder mirar tranquilamente la carta. La oferta caen como avalanchas.
Cenamos excelentemente al calor de una estufa de queroseno pero perdimos todo ese calor de vuelta al hotel. Carajo que frío! Lorena por esos tiempos pensaba que nuestro próximo destino vacacional tenía que ser caluroso. Yo, en eso momento, compartía opinión.
Disponíamos de solo un día para visitar el Titicaca y sus encantos. A las 7am embarcábamos. El frío era intenso pero el cielo era claro. Prometía sol.
Primera parada: Las islas flotantes de los Huros.
Construidas con totora (juncos) y amarradas al fondo del lago estos islotes albergan un pueblo en peligro de extinción. Huyendo de los incas escogieron esta singular y dura forma de vivir. Sobre la isla se organiza el poblado que vive de la pesca y artesanía y donde crían conejos, gallinas, cuy; y más sorprendente, cultivan.
Nos ofrecieron un paseo en la tradicional totora, embarcación coronada con cabeza de animales. Demasiado guiri. Rehusamos.
Nuevamente el la lancha, íbamos a Taquile, surcando las plomizas aguas del Titicaca. El guía nos explica la verdadera pronunciación y significado: el puma gris o el reflejo del puma en el agua.
Casi dos horas navegando. Al fin amarramos en el lado sur de la isla. Unos 30 minutos de subida y nos plantamos en la plaza de armas. Es fiesta y preparan bailes ataviados con sus coloridos vestidos tradicionales.
Acabadas la primera danza todos se procuran un sorbito en el tapón de una botella. Los más espabilados, 2, 3 o más. Es aguardiente. Yo sello mi amistad con Taquile tomando un trago. El calor me viaja por el esófago.
Luego mientras devoramos unas empanadas entablamos conversación con un niñito. Constatamos nuevamente la desnutrición de los niños. Todos ellos aparentan tres o cuatro años menos de los que tienen. Lo mismo pasa en las casitas de Calca, Lares o Amparaes.
Bajamos luego los más de 500 escalones que nos llevan al puerto norte. En el embarcadero volvemos a embarcar rumbo a Puno.
Llegados al hotel nos espera una gran decepción. Nuestros billetes de tren se han anulado, según dicen, problemas técnicos. No podemos hacer nada. La opción que nos ofrecen es mismo trayecto, mismo precio en bus. Sólo luego veremos lo provechoso de este cambio que incluye paradas en lugares importantes, almuerzo y además tarda lo mismo.A la mañana siguiente en el First Class cubrimos en 10h la distancia entre Puno y Cusco pasando por Pucara, Sicuani, Raqchi y Andahuaylillas., famosa por su decorada iglesia colonial.

martes, octubre 16, 2007

CAPÍTULO IV. El cóndor pasa en el Cañón del Colca

De nuestro primer “sorojche” subiendo hacia el Colca, del frío glacial, las termas al aire libre, los tours y hasta actores de cine.

“Vamos a conocernos. A ver, ¿ustedes de dónde son?” Ese era nuestro guía, un joven con mas dotes de showman que de profesional del turismo. Sus explicaciones carecías de coherencia, sus frases no tenían estructura y su conocimiento de la materia era, digámoslo así, bastante limitado.
Eso no nos privó de gozar nuevamente del paisaje arequipeño atravesando la zona de cañones y volcanes. Para empezar bien el día, un buen mate de coca.
Alpacas, vicuñas y llamas se esparcían pintorescamente como manchitas por toda la llanura cubierta de puna. De telón se alzaban imponentes picos que le hacían cosquillas al mismo cielo.
Altura máxima 4.910m. Nuestra cabeza esta atorada, como si la presionasen. Nada grave, es el famoso sorojche (mal de altura) que va disminuyendo gracias a un chute de sorojche pills y caramelos de Coca.
Chivay es el punto base donde haremos noche. Después del menú y situarnos en el hostal, fuimos a los baños. Aguas termales naturales, a más de 3500m y al aire libre: un placer, sobretodo dentro del agua.
Cayó la noche. El frío glacial no puedo con nosotros, aplastados por el peso de 4 mantas gruesas. Todavía no había amanecido y ya partíamos a visitar el ave sagrada de los incas: el cóndor.
El muy espabilado no sale a esas horas, sino hasta las diez, cuando el solecito ya calienta. Pero nosotros, guiris al fin, nos sumamos a la caravana de turistas que van a ver al bicharraco con sus respectivos tours.
Llegar y besar el santo. Fotos. Mira. Guau! Más fotos y en unos minutos solo queda una machita negra sobre el fondo azul de la pantalla de nuestra cámara. Como me jode en estos casos no tener un buen objetivo. En fin, nos queda en el recuerdo la inmensa ave con su famosa banda sonora incorporada: el cóndor pasa.

CAPÍTULO III. Arequipa: la ciudad blanca a la sombra del Misti

De la búsqueda de hotel, el maravilloso Convento de Santa Catalina, paseos, empanadas y preparativos para seguir el viaje.

Cambiamos plata y con la cartera llena, decidimos desayunar en los balcones que dan a la Plaza de Armas de Arequipa. Turístico pero precioso, y a esa hora, tranquilo. El sol luce fuerte, el cielo está despejado.
Hemos estado más de una hora buscando hostales. O son muy caros o no se adaptan a nuestros gustos, especialmente al de Lorena. Al fin, la Mansión Dorada será nuestro hotel por una noche y ya tenemos apalabrado otro para cuando regresemos del Colca.
Bien desayunados empezamos nuestro paseo turístico. En primer lugar el Convento de Santa Catalina. Claustros con bóvedas decoradas, celdas con objetos de época, callejuelas multicolores y llenas de flores que dan vida a este complejo religioso de época colonial. La visita nos ocupa casi 2 horas. Verdaderamente una preciosidad.
Más paseos por las calles del centro, alguna compra ... Decidimos continuar el día visitando a Juanita, la momia inca del Museo Santuarios Andinos. Un documental de la National Geographic nos sitúa en la escena y periodo del hallazgo. Luego, un guía nos conduce a los 4 visitantes por las salas entre tejidos, estatuas, ofrendas, cerámicas y broches guardados en vitrinas. Finalmente, en una nevera transparente, aparece el fiambre acurrucado de Juanita, que se deja ver entre la escarcha que recubre los cristales.

lunes, octubre 15, 2007

CAPÍTULO II. La zona de costa: Pisco, Paracas, Islas Ballestas.

De cómo conocimos a Monica y Angelo, paseamos por Paracas en el taxi de Walter, nos cebamos de cebiche y vistamos las islas Ballesta.

No eran las 7 de la mañana y ya estábamos en la Terminal de bus. Unos payasos nos sorprendieron. Cinco jubilados americanos vestidos de payaso hacían sonreír a los dormidos pasajeros. Nos enteramos que eran médicos y viajaban por hospitales atendiendo a los chicos y regalando la mejor medicina: la risa.
Fue en el autobús donde hablamos con ellos y con Monica y Angelo, una pareja italiana con la que compartimos excelentes momentos.
Hostal San Isidro, bonito lugar. Ahora nos tocaba buscar la manera de ir a la reserva natural de Paracas, conseguir pasaje de bus para el díaa siguiente a Arequipa. Entre regateos conocimos a Walter.
La excursión por Paracas en el taxi de Walter nos hizo descubrir la Costa, el desierto, los pelícanos y como no un excelente cebiche. El cielo estaba azul. El mar, más intenso, también y eso resaltaba aún más los marrones, amarillos y beiges del arena. Mar y desierto: fascinante combinación.
A la mañana siguiente teníamos prevista la excursión en barco a las islas Ballesta. La niebla cubría el mar y demoramos más de una hora en zarpar.
Navegábamos mientras un viento frío nos golpeaba en la cara. Vistamos el Candelabro, las zonas donde se extrae guano y algunas islas donde anidaban gaviotas, cormoranes, zarcillos y hasta los torpes pero simpáticos pingüinos. Sólo cuatro leones marinos se dejaron ver dormitando en las rocas.
Un nueva comida con Angelo y Monica y salimos a la Panamericana a buscar el bus dirección Ica. Ellos pensaban hospedarse en Huacachina, así que les acompañamos hasta allí. Guau! No nos lo podíamos ni imaginar. Un oasis en medio de las dunas gigantes. Allí nos despedimos.
Agotamos el tiempo volviendo a la terminal y paseando un rato por Ica. Esa misma noche viajábamos en bus hasta Arequipa. Por 3ª vez nos encontrábamos con una familia holandesa con la que mas tarde entablaríamos conversación.
Unas terribles películas nos hicieron encontrar el sueño, si es que a dormir sentado en un bus se le puede llamar dormir.

CAPÍTULO I. Viaje y llegada a Lima.

De lo que les aconteció a los PiL cruzando el océano, el frío de Caracas y el intenso tour de un día por Lima.

El vuelo fue puro trámite, algo imposible de evitar. El trayecto con escala en París y Caracas se nos hizo largo, sobretodo bajo los aparatos de aire acondicionado de Caracas donde pasamos más de 7h. En total fueron 24h compartidas entre Air France y Alas de Venezuela.
Sobre las 2 a.m llegamos a Lima. Allí nos esperaba el taxi que nos llevó al Zaguán, en Miraflores. Estábamos rendidos. Zzzz!!
El día amaneció gris, como serían todos los días en esta ciudad que sólo tiene sol durante los 3 meses de verano (y julio y agosto es su invierno).
Decidimos concentrar el periplo por la capital en una sola jornada. Un combi hasta el centro: Plaza de armas, Catedral, Convento de la Compañía y un copioso menú por 6 soles. Un largo paseo para digerir la comida nos presentó más callejones, iglesias y parques. Pronto regresamos al hostal pues el jet lag nos pesaba en los ojos. En la mochila ya guardábamos 2 billetes de bus destino Pisco.

PREFACIO. Crónica de Perú.

16 de agosto de 2007
Llegué a Lares ayer noche. El mismo día que el gran terremoto sacudió la zona de costa. El sueño me acompañó en el camino a pesar del ajetreado traqueteo de la pista de montaña. Gastamos la jornada entre encargos en Cusco y Calca. Me habían venido a buscar al aeropuerto Toni, voluntario, y Carlos, empleado del la Casita.
Lares es un pequeño pueblo perdido en el interior del Valle Sagrado, sólo conocido porque tiene unos baños termales, más visitados por peruanos que por turistas.
En la plaza del pueblo, a la tenue luz de las farolas correteaban niños y niñas. Encontré ente ellos al padre Cayetano, un espigado belga que me recibió con su afrancesado español. Me fui presentado a los niños de la Casita. Ya estaban apunto de irse a dormir. Sentí buenas vibraciones.
Durante la cena miramos la TV. Anunciaban los desastres del terremoto en Lima. No dormí. Podría decir que fueron los nervios pero no seria cierto, fue simplemente el frío. Tres mantas y el cubrecama no lograron hacerme entrar en calor.
Hoy procuré a lo largo del día hacer mil llamadas desde la cabina del pueblo. La comunicación aquí es una odisea. Dos cabinas a monedas. Sólo una vez pude contactar con Lima y saber que las voluntarias estaban bien. Por la tarde, después de una mañana ordenando ropa en el almacén, conseguí hablar con mis padres.
Ahora, mientras comparto sala de estudio con algunos de los niños y niñas de la Casita me he decidido a escribir la crónica de lo que fueron estos días por el Perú. A pesar de ser una crónica común, de Lorena y mía, todo lo que se escriba aquí será siempre bajo mi punto de vista (libre de ser observado, vivido y valorado diferente).

viernes, octubre 05, 2007

Desde mi ostracismo


Datos:
28 octubre. Operación. Artroscopia. Muletas, mala noche y chute de Nolotil.
1ª semana: sobreviviendo entre lectura, tele, ordenador y música.
2ª semana: ????????????
17 octubre: visita con el médico
3ª? 4ª? ... meses más tarde?

jueves, octubre 04, 2007

con la P....

Por P empiezan múltiPles Palabras. Precisemos. Pongamos, Por ejemplo, unas Pocas.
Pirata, Pata-Palo, Paralítico, Pie, Pendejo, Paciencia, Putada, Paciente, Pobrecito!, Pesadilla, Prueba, Pre-operatorio, Primo, Pasatiempo, Piano, Pantorrila, Pierna, Pipi, Popo, Plegaria, Profesor, Pinchazo, Por favor, Pastillas, Plasta, PC, Pensamiento, Papeleo, Payaso ....
Incluso alguno de mis Pequeños y simPáticos alumnos Podria Proclamar con Pena : Pobret professor Pau, Pots Pintar a la Pissarra una Pilota de Ping-Pong.
... tantas Palabras, tantas P... y yo muy identificado con otra PRINGAO!!!!
Pau