Prácticamente ya estamos en Navidad. El anticipo son las numerosas cenas de empresa, el amigo invisible, lucecitas, encuentros con los amigos, los turrones en el súper... A partir del 24 por la noche empieza el maratón de comilonas y encuentros varios siempre rodeados de copiosas comidas, turrones y los sublimes polvorones. El que se despista empieza el año con un par de quilos más y pa reyes llega al tercero. Ni el propósito de Año nuevo de ir al gimnasio le salva a uno de michelín navideño. Pero la cosa cambia si estás embarazada. Punto número uno: estás gorda con motivo. Segundo: puedes comer todo lo que quieras o dejar de hacerlo, eres mamá y todos deben respetarte. Tercero: no te gastarás 50 euros en la fiesta de fin de año por mucha barra libre que haya. En cuarto lugar, alegando a tu estado puedes escaquearte de cuanto quieras (comidas largas, recoger la mesa...). Y para acabar, además de ser el centro de atención recibirás más regalos que nadie, aunque sean para la personita que llevas dentro.
No hay comentarios:
Publicar un comentario