Desde hace algo de un mes que Martí emite soniditos. Baauu! Uuu!! upp!! ieee! Pero desde esta semana ya es consciente de que su voz va en augmento y, ¡qué gran descubrimiento!, puede gritar. Eso ha conllevado unos pequeños alaridos parecidos a los que se oyen en la matanza del cerdo. Gritos agudos y fuertes, cortos pero constantes. Son de alegría, de autocomplacencia, de saber que tiene voz (aunque no voto, pero manda un montón). Son un arrebato de carácter, de reafirmar aquí estoy yo, de mira que feliz que soy.
No sabemos si esto es el preámbulo de un peque parlanchín pero esperamos que no vaya en augmento, porque por lo que se ve, a él le gusta.
No sabemos si esto es el preámbulo de un peque parlanchín pero esperamos que no vaya en augmento, porque por lo que se ve, a él le gusta.
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