Hace poco más de una semana publicábamos que Martí no gateaba. Pues de un día a otro, se ha despertado el instinto cuadrúpedo. Ahora ya no hay fronteras: a cuatro patitas por toda la casa. Si no teníamos mucha tranquilidad, ahora ya no queda nada. Si te despistas un rato te lo encuentras en la cocina o el recibidor. Esto no ha hecho más que empezar.
Aquí teneis un ejemplo: Martí gateador.
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