domingo, agosto 22, 2010

Verano 7.3

Parece la versión de un nuevo programa informático, pero no tiene nada que ver. El 7.3 hace referencia a la hora media a la que me he levantado este verano. Las siete y media. Lunes, jueves, sábados o domingos... no hay concesiones. Él, con su reloj biológico y sus ganas tempranas de empezar el día empieza a ronronear, cual gato, sus palabrillas, te llama, hace lo que sea para que acudas a liberarlo de esa cama de barrotes. En julio, más soportable porque Martí iba a la guarde y teníamos obligaciones. En agosto, cruel y cansino, no nos dio tregua ni de vacaciones en el Norte.
En fin, vuelvo con ojeras en la cara a maldecir a la sabiduría popular del a quién madruga, Dios le ayuda. Podría Dios darnos una tregua los fines de semana, ni que sólo sea el domingo, dia del Señor.
Amén!

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