Vaticinaba Kubric que 2010 sería una odisea y, porque no asumirlo - como cada año -, así ha sido. Un año pródigo en desastres naturales, que empezó con un temblor en Haití que a todos nos hizo temblar y al que siguieron los lloros de esta tierra en Afganistán y los dolores de tripa en Chile. Desgraciadamente, no fueron los únicos entuertos: lluvias torrenciales, sequías, nieve en Barcelona, guerras y atentados, mucho paro y recortes, mineros bajo tierra y petróleo en el mar. Creo que el planeta se encontraba mal, quizá reminiscencias de una gripe A mal curada o que se está volviendo loco con tanta crisis.
¿Dije crisis? Quizá una de las palabras más utilizadas del año y de la que todavía va dar buena cuenta nuestra lengua, pues parece que las cosas siguen mal. Así que estrenaremos el 2011 con el cinturón apretado, casi todos un poco más pobres y muchos en el paro y bien jodidos.
A nivel personal también sufrimos nuestros achaques, el cansancio pegado a nuestro cuerpo, stress, rifirafes, cabòries y ratitos de penas o soledad.
Pero no todo fue malo, ni mucho menos; cuando pongo la balanza todavía puedo cargarla de cositas bien buenas que menean la aguja y la decantan hacia lo positivo. Lorena y la energia positiva que me da Martí, mis padres, mis hermanos, mi família, mis amigos, tener trabajo y salud, el primer sobrino encargado a la cigüeña, tú, la música y algunos libros, mis alumnos, mis compañeras, el Barça que no falla y la victoria del mundial, Conclub y sudar en la pista.... Dios que sigue ahí bendiciendo mi vida. Ahora nos quedan por delante 365 días para seguir vinendo a tope, para gozar de la VIDA en mayúscula. Así que lleno de optimismo y con una sonrisa en los labios recibo de corazón a Mr.Once con jolgorios y algarabías berlanguianas.
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