Fue hace unos días. Estábamos en la cama, apuntito de dormir. Como siempre un poco de conversación, unas caricias en la barriga y algún que otro beso. Lorena me dijo: aquí! y obediente moví mi mano y pum! un golpecito suave. Su madre me lleva mucha ventaja. Yo era la primera vez que lo notaba. Ya sé que està ahí dentro, que va creciendo, - y por lo que he leído- que se chupa el dedo, que se da vueltas y que hasta tiene hipo. Que les estan creciendo las uñas, que tiene pelo, pestañas y ya puede oír. Es el misterio de la vida dentro del útero. Pero cuando lo notas eres más consciente, vuelves a confirmar que está allí. Nuestro bebé, mi tesoro.
Aún así a veces comentamos que no sabemos lo que se nos avencina. Que no somos suficientemente conscientes. Que no nos daremos cuenta hasta que le tengamos en brazos, le oigamos llorar, lo veamos con nuestros propios ojos, le podamos llenar de besos.
Aún así a veces comentamos que no sabemos lo que se nos avencina. Que no somos suficientemente conscientes. Que no nos daremos cuenta hasta que le tengamos en brazos, le oigamos llorar, lo veamos con nuestros propios ojos, le podamos llenar de besos.