martes, junio 30, 2009

Rompiendo la media

Hoy Martí cumple 35 días de vida. Para la mayoría de cosas está en la media: peso (3,8Kg), altura (52,5cm)... pero hay en otras que se está destacando como ser único y no precisamente para encanto de sus padres.
"Un bebé de un més duerme alrededor de 16h al día". No lo digo yo, lo dicen los expertos. Pero al nuestro las estadísticas se la repampinflan: él, que no, que quiere estar despierto no sea que se pierda un ratito sin enterarse de algo. Así que ha optado por el método minisiesta. Duermo 20 minutitos y luego me paso 2 horas despierto, mirando, llorando, mamando y cagando.
Cagar es otro tema aparte, y es que el tío va fino. No son ni tres ni cuatro ni cinco. La media está entre 7 y 8 pañales con caca, acompañados de los consecuentes pedetes y la cara roja mientras hace fuerza. Lo peor, cuando se caga y le acabas de poner un pañal limpio.
Otra característica es su vena artística para imitar a la niña del Exorcista. Vamos, que nos ha salido vomitón y vamos todo el día pitet amunt i avall además de tener que cambiarlo y cambiarnos de ropa un montón de veces.
Pero estas son las peripecias que nos toca pasar ahora, menesteres que aunque nos quitan el sueño asumimos con profundo gozo y lo mejor que sabemos, pues lo cierto es que nunca fuimos a una escuela de padres.

lunes, junio 22, 2009

No me seas marranete

Desde que le cayó el cordón hemos iniciado las sesiones de baño. El preámbulo - que cada día tenemos más por la mano - es palaciego. Preparamos la bañerita con el agua a temperatura ideal, para lo que usamos un termómetro especial baño bebé, otro le quita la ropita, traslado la bañerita al cambiador, preparamos la esponja ideal bebé y el jabon ideal bebé; le metemos en el agua, suavemente y acompañado de palabras dulces. El nos mira con ojos de corderito que va a matadero, desconcierto de un segundo y empieza el llanto. Parece que por ahora no le gusta el agua... aunque no hay nada provado científicamente. Unos días va bien, otros mal y otros peor. Tanto que, mientras le secamos en el arrullito, brama como una fiera mientras le caen lagrimillas. A lo mejor no le gusta el agua, quizá sea de secano. En esas yo le digo, Martí, no me seas marranete., esperanzado que dentro de poco las cosas cambien. Luego pienso: no tiene ni un mes y nosotros ya querememos que funcione como una persona mayor. Perdónanos la impaciència... eso sí, hoy no te escapas del baño.

jueves, junio 11, 2009

2 setmanes

El peque té 2 setmanes. Han passat volant tot i l'esgotament - segurament siguin els 15 dies més cansats de la nostra vida. Estem a casa, poc a poc adaptant-nos a la petita joia. Plora, menja, dorm, i fa caca, molta caca. Però estem feliços, molt feliços.

Aquí teniu al Martí dormint i fent ganyotes.

sábado, junio 06, 2009

Crónica de un parto. EL DESPUÉS

Después de la intervención nos trasladaron a una sala de observación. Allí podíamos estar los 3. Lorena, Martí y yo, juntos. Salí a dar el parte de noticias y el grupo familiar había augmentado pues llegaron la madre de Lorena, mi hermana Mar, Susanna, Joan, Sergi y Marina. La emoción nos empujaba a un estado de euforia que nos hacía elevar el tono de voz, tanto que nos llamaron la atención. Los móbiles sacaban humo comunicando la buena notícia. Me adentré de nuevo con la cámara de fotos para inmortalizar a Martí treinta minutos después de nacer. Salí de nuevo para que la familia pudiera ver al peque en la pantallita. Pero había ganas de más, y es normal. Entré y salí muchas veces, haciendo de cicerone y acompañado de uno en uno. Pasó la hora de observación y nos trasladaron a planta. Al salir por la puerta pude observar 10 rostros de felicidad y sorpresa. El camillero se paró un instante, para que todos pudiéramos disfrutar 10 segundos de la emoción compartida, puediéramos celebrar con una sonrisa boba en el rostro a ese pequeño que había nacido, pudiéramos echarnos miradas de complicidad y susurros que decían que nos queríamos, todos, siempre, y ese día un poco más.
De camino al ascensor Sergi se lanzó a la frenética caza de la instantánea cual paparazzi profesional ya que todos querían posar con las estrellas de la noche: Martí y Lorena.
Llegamos a la habitación num.71. Allí habíamos de pasar nuestra primera noche y descansar de la intensidad de ese 25 de mayo. Pero el destino y las estrellas nos tenían reservada una noche de insomnio - una más de las muchas que han venido luego - al son de los melódicos lloros de Martí y los rugientes ronquidos de nuestros compañeros de habitación. Hay muchas más cosas que contar, muchas otras que sucedieron en días posteriores, pero eso, es otra historia.

miércoles, junio 03, 2009

Crónica de un parto. EL DURANTE









Entramos en la sala de parto num.1 mientras Lorena se desencajaba de nuevo por una contracción fuertísima. Ante la pregunta si queremos anestesia no hubo duda, sí. Le pusieron un cateter y despues de media hora de espera y contracciones llegó la anestesista. Me hicieron salir para ponerle la epidural. Mientras esperaba escribí el primer sms a la familia diciendo que estábamos en el hospital. Volví y pasamos las 2 siguientes horas entre charlas, secretos, caricias, alguna risa y contracciones indoloras. Como banda sonora nos acompanyaba el latido del corazón de Martí y el ritmo de contracciones que - cual sismógrafo - garabateaban trazos irregulares en una màquina de control.
Pasaba el tiempo. Le hicieron un tacto. La dilatación era buena, en poco rato había alcanzado los 10cm però el bebé seguía muy arriba. Procedieron a romper aguas artificilmente a ver si eso ayudaba. Sobre las 19.30h el efecto de la epidural se evaporaba y volvían los dolores. Llamaron de nuevo a la anestesista, también vino el médico, las comadronas, las infermeras. Todo quisqui mirando si el tema avanzaba. Al final lo tenían claro, Martí no tenía intención de bajar y pasábamos al plan B: la cesárea.
Allí empezó la parte más compleja para mi. Era una operación y no podía entrar. Además, después de tanto rato de espera, los 2 esperábamos que el peque saliera, pero no fue así. Pasé la rato entre llamadas a la familia y caminatas intranquilas en un pasillo. Quería saber, pero tenía que esperar. Llegó el padre y el hermano de Lorena. Yo entraba y salía dando notícias. Llegaron también mis padres. Finalmente el peque había salido, eran las 20.35h. Me lo dejaron 15 segundos en brazos. Mi pequeño recién nacido, tan bonito, tan delicado, vivito y coleando. Pregunté por la madre. Está bien, en un ratito saldrá, le estan poniendo las grapas. Me invadió un estado de felicidad y satisfacción. Gracias a Dios todo había salido bien.

lunes, junio 01, 2009

Crónica de un parto. EL ANTES

Parecía que la cosa estaba verde. El domingo anterior estuvimos en una comunión. Lorena tan pancha pa' arriba y pa'bajo. No había síntomas de inminencia paritoria y por la tarde vinieron unos amigos a vernos. Luego cena, un rato de tele y a dormir.
Sobre la 1 de la mañana me despierto. Lorena no està en la cama. Busco por la casa y la veo en el sofà. "Carinyo, estàs bé?" Tiene contracciones, fuertes, cada 15-20 minutos. La noche transcurre entre visitas al comedor y descansos fugaces en la cama. Ella no pega ojo.
La mañana del 25 teníamos cita previa con el médico. Nos presentamos a la hora y la doctora dice que ya ha dilatado 3cm. Por ella que la ingresen pero que vayamos a urgencias. Una espera y finalmente entra Lorena. Le ponen las correas, contracción, dolor, vuelta a la calma y de nuevo la punzada cada 10 minutos. Sale el médico y nos dice que estan muy saturados y que a Lorena aun le queda un buen rato para parir. Si queremos ir a pasear o comer algo por ahí y volvemos en un par de horitas. Con esas nos vemos y decidimos volver a casa y no campar nuestros dolores de parto por bares o parques. Mejor estar tranquilos en casa, pensamos.
El regreso no es placentero. Lorena se retuerce momentáneamente en el asiento. Respira hondo, tenemos 8-10 minutos de calma. Pero al llegar a casa, mientras preparo la comida la cosa se pone fea. Lorena grita mientras se arrodilla en el suelo. Duele mucho, se le ve en la cara. Ofrezco mi cuerpo de consuelo. Se abraza a mi y vuelve a retorcerse entre un gemido. Salimos pitando para el hospital. Nuestro ibiza blanco surca Barcelona por la ronda del mig, lo más veloz que permite el tráfico y las normas de circulación. Lorena se mueve espasmódica y grita en el asiento de atrás. Yo intento tranquilizarla. La miro a los ojos en los semáforos. Ja arribem, 3 minuts. Al segurata de la puerta le digo que vamos de parto. Esta vez no nos hacen esperar en urgencias. Entra Lorena mientras yo espero fuera. Pasan unos 20 minutos y luego sale envuelta en una bata blanca. Vamos a la sala de parto.