Hoy Martí cumple 35 días de vida. Para la mayoría de cosas está en la media: peso (3,8Kg), altura (52,5cm)... pero hay en otras que se está destacando como ser único y no precisamente para encanto de sus padres.
"Un bebé de un més duerme alrededor de 16h al día". No lo digo yo, lo dicen los expertos. Pero al nuestro las estadísticas se la repampinflan: él, que no, que quiere estar despierto no sea que se pierda un ratito sin enterarse de algo. Así que ha optado por el método minisiesta. Duermo 20 minutitos y luego me paso 2 horas despierto, mirando, llorando, mamando y cagando.
Cagar es otro tema aparte, y es que el tío va fino. No son ni tres ni cuatro ni cinco. La media está entre 7 y 8 pañales con caca, acompañados de los consecuentes pedetes y la cara roja mientras hace fuerza. Lo peor, cuando se caga y le acabas de poner un pañal limpio.
Otra característica es su vena artística para imitar a la niña del Exorcista. Vamos, que nos ha salido vomitón y vamos todo el día pitet amunt i avall además de tener que cambiarlo y cambiarnos de ropa un montón de veces.
Pero estas son las peripecias que nos toca pasar ahora, menesteres que aunque nos quitan el sueño asumimos con profundo gozo y lo mejor que sabemos, pues lo cierto es que nunca fuimos a una escuela de padres.
"Un bebé de un més duerme alrededor de 16h al día". No lo digo yo, lo dicen los expertos. Pero al nuestro las estadísticas se la repampinflan: él, que no, que quiere estar despierto no sea que se pierda un ratito sin enterarse de algo. Así que ha optado por el método minisiesta. Duermo 20 minutitos y luego me paso 2 horas despierto, mirando, llorando, mamando y cagando.
Cagar es otro tema aparte, y es que el tío va fino. No son ni tres ni cuatro ni cinco. La media está entre 7 y 8 pañales con caca, acompañados de los consecuentes pedetes y la cara roja mientras hace fuerza. Lo peor, cuando se caga y le acabas de poner un pañal limpio.
Otra característica es su vena artística para imitar a la niña del Exorcista. Vamos, que nos ha salido vomitón y vamos todo el día pitet amunt i avall además de tener que cambiarlo y cambiarnos de ropa un montón de veces.
Pero estas son las peripecias que nos toca pasar ahora, menesteres que aunque nos quitan el sueño asumimos con profundo gozo y lo mejor que sabemos, pues lo cierto es que nunca fuimos a una escuela de padres.