Quejarse de vicio es malo pero más malo es dormir poco y por eso nos quejamos. Ya se han cumplido 8 meses desde que nuestro retoño llegó al mundo y parece ser que no ha captado eso de que por las noches hay que dormir y si puede ser, mucho.
Antes de Navidad parecía que íbamos a mejor pero, cachis!, llegaron los resfriados y con ellos los moquitos y ahora la tos, ahora me ahogo, no hay noche que no tengamos que levantarnos. La semana pasada fue mu-xunga. Nos levantamos unas 12 veces cada noche. Terrible!
Ya podemos poner una cebolla en la habitación, hacer vahos de eucaliptos o absorber moquitos a troche y moche, que ni por esas.
Llevamos dos noches de las que llamamos buenas, esas que sólo te levantas un par de veces y das gracias a Dios por dormir 5 horas seguidas. Pero no nos confiamos. Estamos animados y nos va la marcha, así que no nos preocupa si llegan más noches de bohemia y de ilusión.
Antes de Navidad parecía que íbamos a mejor pero, cachis!, llegaron los resfriados y con ellos los moquitos y ahora la tos, ahora me ahogo, no hay noche que no tengamos que levantarnos. La semana pasada fue mu-xunga. Nos levantamos unas 12 veces cada noche. Terrible!
Ya podemos poner una cebolla en la habitación, hacer vahos de eucaliptos o absorber moquitos a troche y moche, que ni por esas.
Llevamos dos noches de las que llamamos buenas, esas que sólo te levantas un par de veces y das gracias a Dios por dormir 5 horas seguidas. Pero no nos confiamos. Estamos animados y nos va la marcha, así que no nos preocupa si llegan más noches de bohemia y de ilusión.
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