Días convulsos los que vivimos. Resumirlos no vale ni la pena. Quedan en el recuerdo heridas gruesas, como la grieta que marca el arado en la tierra tras la pisada lenta del buey. Y estos meses han sido así, como roturar el alma en época de sequía. No negaremos las flores del camino, esos retales preciosos que te brinda la vida para seguir andando hasta llegar a un nuevo prado.
Pasó la diada de Sant Jordi. Y su leyenda me recordó que todavia hay muchos dragones que vencer y que las rosas traen espinas.
Estamos en la primera jornada de un largo puente. La recta final de curso se avecina y con ella multiples tareas. Seras pues estos dias una combinacion de descanso, ver gente y trabajo. Vale la pena un paso más, un poco de esfuerzo. El verano se vislumbra al final del pasillo. Suena en el aire, como una reverberacion el nombre de PERU.... pero eso, es otra historia.
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