Después de la intervención nos trasladaron a una sala de observación. Allí podíamos estar los 3. Lorena, Martí y yo, juntos. Salí a dar el parte de noticias y el grupo familiar había augmentado pues llegaron la madre de Lorena, mi hermana Mar, Susanna, Joan, Sergi y Marina. La emoción nos empujaba a un estado de euforia que nos hacía elevar el tono de voz, tanto que nos llamaron la atención. Los móbiles sacaban humo comunicando la buena notícia. Me adentré de nuevo con la cámara de fotos para inmortalizar a Martí treinta minutos después de nacer. Salí de nuevo para que la familia pudiera ver al peque en la pantallita. Pero había ganas de más, y es normal. Entré y salí muchas veces, haciendo de cicerone y acompañado de uno en uno. Pasó la hora de observación y nos trasladaron a planta. Al salir por la puerta pude observar 10 rostros de felicidad y sorpresa. El camillero se paró un instante, para que todos pudiéramos disfrutar 10 segundos de la emoción compartida, puediéramos celebrar con una sonrisa boba en el rostro a ese pequeño que había nacido, pudiéramos echarnos miradas de complicidad y susurros que decían que nos queríamos, todos, siempre, y ese día un poco más.
De camino al ascensor Sergi se lanzó a la frenética caza de la instantánea cual paparazzi profesional ya que todos querían posar con las estrellas de la noche: Martí y Lorena.
Llegamos a la habitación num.71. Allí habíamos de pasar nuestra primera noche y descansar de la intensidad de ese 25 de mayo. Pero el destino y las estrellas nos tenían reservada una noche de insomnio - una más de las muchas que han venido luego - al son de los melódicos lloros de Martí y los rugientes ronquidos de nuestros compañeros de habitación. Hay muchas más cosas que contar, muchas otras que sucedieron en días posteriores, pero eso, es otra historia.
Llegamos a la habitación num.71. Allí habíamos de pasar nuestra primera noche y descansar de la intensidad de ese 25 de mayo. Pero el destino y las estrellas nos tenían reservada una noche de insomnio - una más de las muchas que han venido luego - al son de los melódicos lloros de Martí y los rugientes ronquidos de nuestros compañeros de habitación. Hay muchas más cosas que contar, muchas otras que sucedieron en días posteriores, pero eso, es otra historia.
1 comentario:
Yo ayer me hice mi primera Eco y todavía se me salta la lagrimilla...
No os conozco de nada pero me acabo de leer todo lo relacionado con Martí de una tacada.
Es realmente precioso!
Mis enhorabuenas por vuestro pequeñín tan hermoso!
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