Desde que le cayó el cordón hemos iniciado las sesiones de baño. El preámbulo - que cada día tenemos más por la mano - es palaciego. Preparamos la bañerita con el agua a temperatura ideal, para lo que usamos un termómetro especial baño bebé, otro le quita la ropita, traslado la bañerita al cambiador, preparamos la esponja ideal bebé y el jabon ideal bebé; le metemos en el agua, suavemente y acompañado de palabras dulces. El nos mira con ojos de corderito que va a matadero, desconcierto de un segundo y empieza el llanto. Parece que por ahora no le gusta el agua... aunque no hay nada provado científicamente. Unos días va bien, otros mal y otros peor. Tanto que, mientras le secamos en el arrullito, brama como una fiera mientras le caen lagrimillas. A lo mejor no le gusta el agua, quizá sea de secano. En esas yo le digo, Martí, no me seas marranete., esperanzado que dentro de poco las cosas cambien. Luego pienso: no tiene ni un mes y nosotros ya querememos que funcione como una persona mayor. Perdónanos la impaciència... eso sí, hoy no te escapas del baño.
1 comentario:
Venga!!! Habló el que nunca intentó escaquearse de la ducha en el colegio!!! De tal palo, tal astilla!
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